Sobre nuestra comunidad
Siervos de
Cristo Vivo
La Comunidad Siervos de Cristo Vivo es una asociación privada de fieles, cuyos miembros son católicos que, estando en el mundo, viven comprometidos con su Fe en el Señor Jesús. Fue fundada el 28 de Noviembre de 1982 en la República Dominicana, en donde hoy tiene su sede principal.
Encuentras plenitud al servicio de Cristo Vivo
¿CÓMO NACE?
La Comunidad tiene su origen en los sentimientos del Sagrado Corazón de Jesús, los cuales inspiran al Padre Emiliano Tardif, M.S.C., a María Armenteros y a Evaristo Guzmán, tras ocho años de experiencia de Dios y de predicación juntos, a la fundación de una Comunidad que fuera Contemplativa y Evangelizadora, y que tuviera su centro y fortaleza en el Corazón de aquel que dice “ Sin mí no pueden hacer nada” ( Juan 15,5).
¿PARA QUÉ?
Jesucristo “llamó a los que Él quiso” para una misión específica: “…para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar” (Marcos 3, 13-14). Acogiendo este llamado del Señor y viviendo en el mundo, nuestra Comunidad aspira a la perfección del Amor; por tanto tiene como objetivo especial la santificación personal de sus miembros mediante: la Contemplación, la Evangelización y la Transformación en Cristo.
VOCACIÓN
La vocación de servir en la Comunidad de Siervos de Cristo Vivo es de vital importancia, ya que nos llama a vivir de manera más plena el Evangelio a través del amor, la compasión y el servicio a los demás. Esta vocación nos desafía a salir de nuestra zona de confort, a sacrificar tiempo y recursos para el bienestar de nuestra comunidad y a ser testigos del amor de Cristo en el mundo. Al responder a este llamado, no solo fortalecemos nuestra fe y crecimiento espiritual, sino que también inspiramos a otros a encontrar propósito y significado en sus vidas mediante el servicio desinteresado. Juntos, podemos transformar vidas y construir un mundo más justo y amoroso.
Padre Emiliano
Fundador de CSCV
"El Padre Emiliano era un hombre extraordinariamente normal. Hay poco para distinguirle de cualquier otra persona, excepto su determinación de entregarse incondicionalmente al servicio de Cristo vivo. En realidad, la única diferencia estriba en que, cuando fue llamado por Dios, contestó inmediatamente, incondicionalmente y con una perseverancia inquebrantable hasta el último día de su vida..".